12 de marzo de 2013

"Transfiguraciones del hombre en animal en los cuentos mineros de Pedro Castera"

Dulce María Adame González (Universidad Nacional Autónoma de México)





“un niño como de unos doce años: pálido, delgado, nervioso, flexible, apenas desarrollándose, pero fuerte y ágil, de nariz aguileña, los labios finos, el pelo lacio y negro, los ojos pequeños, negros también, vivísimos, y la mirada inmensa […] le llaman así, por sus piernas largas que casi siempre traía desnudas, excepto los domingos, y por su ligereza y agilidad [“El Tildío”, 109-110].


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